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lunes, 28 de noviembre de 2011

VINOS DE MADRID: XIII SALÓN




Hemos estado en el Salón de Vinos de Madrid, celebrado en el estadio Santiago Bernabéu, donde 30 de las 45 bodegas acogidas a la denominación, presentaban sus vinos. No esperábamos encontrar tanto ambiente, pero lo cierto es que llegamos a tener problemas para movernos. Demasiada oferta  para probarla en su totalidad, por lo que tuvimos que hacer una selección. Reflejamos, a continuación, lo que más nos gustó.

Comenzamos por  la bodega El Regajal, que teníamos algo olvidada.  Catamos "Las Retamas" y el "Regajal Selección Especial". Ambos de 2009 y  elaborado con las mismas variedades: merlot, syrah, cabernet sauvignon y tempranillo. Sabrosos y llenos de fruta. El segundo sigue siendo el abanderado de la bodega, al hacer gala de mucha redondez, suavidad y carácter frutal.

El "Licinia" también lo conocíamos y, como en el caso anterior, ya está muy acreditado.  Un vino que muestra su calidad en nariz y en boca, muy equilibrado y que resulta muy agradable de beber.


La bodega Gosálbez Ortí elabora los vinos "Mayrit" y los "Qubél". Los catamos todos,  y nos encontramos con vinos bastante singulares. Los primeros juegan la baza de su relación calidad-precio. Muy suave el blanco, elaborado con albillo y sauvignon blanc, y golosito el tinto joven. Buenos vinos a menos de 10 euros. Los segundos ("Revelación", "Paciencia", "Excepción" y "Nature") son de una gama de precios superior,  y en ellos puedes encontrar cosas interesantes, como una garnacha muy afrancesada, que tira por la vía de la delicadeza en el caso del "Excepción"; o la frutalidad de los otros vinos, destacando el "Paciencia", cuyo precio, eso sí,  supera los 40 euros.

La bodega Nueva Valverde, que elabora el "Tejoneras"  nos presentó su "750", un vino que supera al anterior, al que ya teníamos en gran estima (también lo hace en precio, ya que sobrepasa los 20 euros). Un vino de aromas y sabores reconocibles que entra muy bien, sedoso y agradable.

Algo similar podemos decir de "El Rincón", vino del Marqués de Griñón, que mantiene la línea de calidad por la que esta firma es reconocida.

También visitamos la Bodega Marañones, con cuyo enólogo, Fernando García, ya habíamos charlado hace poquitos meses en una cata de garnachas en Lavinia. Probamos su vino más accesible, el "Treinta mil maravedises", muy rico, en la línea de calidad de,  por ejemplo, el "Picarana", que presentamos hace poco en el blog y que se ha agotado gracias a su gran aceptación.

Al lado estaba la bodega Bernabeleva, con su enólogo Marc Isart al frente. Probamos sus "Navaherreros 2009", tanto el  blanco como el tinto, y que ya conocíamos (el segundo, necesitado de afinación en botella). Tuvimos la suerte de degustar el "Carril del Rey", un garnacha de cepas viejas muy, muy, bueno. Complejo y elegante en nariz y  finísimo al paladar. Probablemente lo mejor de la tarde. Esperamos visitar a Marc pronto. Nos gustaría saber más de sus ideas y su trabajo en el campo y en la bodega. 

Cerramos con la bodega Luis Saavedra, donde Luis nos atendió con mucha amabilidad. Bodega con certificación ecológica (algo meritorio teniendo en cuenta lo estricta que es la Comunidad de Madrid a la hora entregar esa distinción)) que, como curiosidad, elabora el único vino kosher ecológico de España. Lo de kosher se relaciona con el judaísmo. Los seguidores de esta religión tienen que observar ciertos preceptos de pureza en su alimentación, lo que se extiende al vino. En realidad no es que sea distinto, aunque Luis se beneficia con la exigencia de limpieza que la elaboración de estos vinos lleva aparejada.
Además del anterior, probamos el "Luis Saavedra 2008", con una garnacha muy reconocible y sabrosa, y el "Corucho Tinto", similar al kosher pero mucho mejor. La razón estriba en que la barrica utilizada es distinta. El kosher se elabora en roble de Hungría muy tostado, que resulta bastante agresivo en sus primeros años.
Quedaron muchas bodegas por recorrer, pero el palco del Bernabéu estaba atiborrado y no eran las mejores condiciones para continuar. Hubiera sido injusto para otras bodegas probar sus vinos en unas condiciones nada favorables, por lo que decidimos huir hacia  la tranquilidad del hogar.  Desde nuestra trinchera doméstica seguiremos presentando unos vinos, los madrileños, que muestran excelentes elaboraciones.
¡Salud!










domingo, 27 de noviembre de 2011

EL PATIO AIRÉN 2009. La Mancha. España.

 Cenicienta se va de fiesta. La Airén manchega, de producción masiva, destinada a labores vinícolas subalternas (graneles, destilados...), se viste de gala gracias a Samuel, a quien ya presentamos hace algunas entradas con ocasión de la visita que le hicimos a Mota del Cuervo.
Pues bien, los cuidados que este sabio agricultor le da a sus viñas y una elaboración natural dan como resultado este vino blanco de precioso color ambarino.
En nariz a esta variedad poco aromática la barrica le ha sentado muy bien. Hay un aroma de fondo que nos recuerda a la manzanilla; bien conjuntado con las notas tostadas, acarameladas, de caja de puros, de canela; de fruto seco.
En boca nos encontramos ante un vino delicioso. La acidez es extraordinaria y combina a la perfección con un tacto untuoso. Hay un ligero amargor muy agradable que contribuye a dejar un recuerdo larguísimo.

Su elaboración partió de unas uvas procedentes de un viñedo de 60 años, situadas a unos 800 metros de altitud, en Los Hinojosos; sobre un suelo calizo pobre que obliga a la planta a profundizar para lograr agua y minerales. El año 2009 permitió una buena maduración de la uva, que se vio acompañada de un poquito de podredumbre noble en algunas cepas gracias a las nieblas de octubre, algo que da complejidad al vino.
Su elaboración se hizo con una intensa maceración del mosto en contacto con pieles y pepitas. Después se prensó y el vino pasó a barricas usadas. En ellas hizo la fermentación alcohólica durante cinco meses en contacto con las lías; a lo que se sumó, tras un trasiego, otros seis meses de permanencia en aquellas. No hay adicción de ningún elemento químico, levaduras o sulfuroso.
Un vino muy interesante con un precio inferior a los 10 €. Es el  tercer vino de Samuel que probamos y el que más nos ha gustado.
¡Salud!

sábado, 26 de noviembre de 2011

RONCEVIE 2009. Pinor noir. Borgoña. Francia.


Nos paseamos por la Cote D´Or, el corazón de Borgoña, para tomarnos un tinto de ligera capa y ribete de color fresa. En nariz reconocemos la fruta roja que se acompaña de notas mentoladas. La barrica aparece muy discreta, con algo de especias y un ligero ahumado.  Advertimos también algo mineral, como de tierra húmeda.
Lo probamos y el vino gana. Tiene una gran acidez, que se une al dulzor de la fruta y a unos taninos sedosos para crear un conjunto armonioso, agradable de beber.
Está en la línea de lo que se espera de un buen Borgoña. La bodega Domaine Arlaud elaboró este vino partiendo de una agricultura ecológica, sin añadidos químicos; con maceración en depósitos de cemento y crianza en barricas de madera que no era nueva.
No obstante hay que señalar que su precio supera los 20 euros, que es lo que nos costó en la Vinoteca Tierra, de Madrid.
¡Salud!   


LIBIDO 2010. Garnacha. Navarra. España.

Después de unos cuantos rosados franceses volvemos a los españoles, con su capa intensa tan característica; como este navarro de color fresa-frambuesa. Y huele a eso, a fruta roja, con notas de caramelo (palote, yogur de fresa).


En boca resulta golosón. Tiene cuerpo de vino que tira a tinto, con peso frutal y tacto untuoso. Es muy agradable y se bebe fácilmente.
 
Es fruto del enólogo David Sampedro Gil, al que ya citamos con ocasión de La Malkerida hace pocas semanas. Este riojano ha adquirido algunas parcelas en La Rioja y Navarra y realiza vinos muy personales, como este, que procede del Pago de Pasolasmonjas, en San Martín de Unx.
Un estupendo rosado con un precio buenísimo, menos de 10 euros en La Tintorería, en Madrid.
¡Salud!


viernes, 25 de noviembre de 2011

CHAMPAGNES EN SANTA CECILIA


Estuvimos en la Bodega Santa Cecilia para asistir a una jornada sobre champán. Como siempre, la organización fue estupenda y hubo mucho público.
Copa en mano comenzamos por la bodega Barón de Fuente. Probamos cuatro: Revelation Brut, Revelation Rosé, Revelation Grand Cru y Espirit Barón. Cuentan a su favor con precios contenidos (desde 16, 45 hasta 26,90). En general, dentro de una línea de calidad, nos resultaron ligeros y frescos. El Grand Cru  fue el que más destacó, el más reconocible.
A continuación pasamos a la casa Louis de Sacy. Situada en el pueblo de Verzy, cuenta con el privilegio de ser completamente Grand Cru, la máxima categoría de viñedos. Además se trata de una bodega relativamente pequeña, donde se controla todo el proceso de forma exhaustiva, lo que redunda en la calidad final, según nos contaron. Probamos el Brut Original, el Grand Cru y el Rosé. Nos gustaron mucho los dos primeros, que están por debajo de los 30 euros. El Grand Cru nos sorprendió por su cremosidad, extraordinaria (ahí está la calidad de la uva, nos contó el representante de la Maison). El Rosé, de más de 40 euros, no nos dijo tanto, probablemente porque el orden de cata no fue el correcto. Nos explicaron que ahora estos rosados están de moda, especialmente porque tienen una demanda , la femenina, en auge, y resultan muy rentables porque elaborarlos cuesta lo mismo pero se venden mucho más caros. 
En otra mesa catamos tres espumosos muy  distintos: el Cuveé Tradition Premier Cru, de Gonet Medeville (26 euros), de enorme acidez; el Terroirs Brut Blanc de Blancs, golosón y sabroso, como corresponde a un 100% Chardonnay y, de Philiponat, el Royal Reserve, que no nos dijo gran cosa.
No muy lejos estaba la casa Louis Roederer, donde probamos el Brut Premier y el Brut Vintage. El primero es el fruto de mezclar distintas añadas, mientras que el segundo se elabora con vinos base de una sola añada.  El primero mostró sus aromas a manzanas, flores y pan tostado, cumpliendo a la perfección. El segundo quedó en un segundo plano.
Aprovechamos la ocasión para preguntar por el famoso Cristal, el champán mítico de esta casa y una de esas marcas que suelen comprar los millonarios de todo el mundo. El origen de esta marca se remonta a finales del siglo XIX, cuando el zar Alejandro II exigió que se embotellara en una botella especial el espumoso que tenía por costumbre regalar. Como en esa época el champán se servía con una botella cubierta por un paño, el producto no se veía, y el zar reivindicó que sus regalos, tan exclusivos (se elaboraba toda una cuvée para él) tenían que verse; de ahí la botella.
Pasaron las décadas, la revolución rusa, las guerras...; y la cuvée desapareció. Llegaron los años 1940 y, con un mercado estadounidense pujante, se resucitó la marca y desde entonces... hasta ahora.

Tras probar alguno más de cuyo nombre no queremos acordarnos, nos acercamos a un viejo conocido, Henri Abelé, que pertenece al grupo Freixenet, dato éste poco publicitado por aquello de no herir los sentimientos nacionales franceses. El caso es que este champán, de poco más de 26 euros resulta muy fácil de beber, con aromas a mantequilla intensos y una boca suave, golosita y cremosa. Ideal para iniciarse en estos vinos. Probamos también el Rosé, que no nos dijo gran cosa (no era la noche de los rosados, aunque no los desterramos, que ya habrá tiempo y ocasión para reconciliarse con ellos). Junto a los dos anteriores había también una botella muy llamativa, por su diseño, combinación de dorado y negro y por su símbolo, el ángel sonriente de la catedral de Reims. Su precio supera los 70 euros. Nos tuvimos que hacer de rogar hasta que la paciencia dio sus frutos en forma de almibarado líquido. Todo un Millesimé de 1999, con siete años de crianza: el Heri Abelé Cuveé Prestige. Olía a rosa, a moscatel, a azahar, a miel...; y en boca suavísimo, delicado, elegante. Se nos ocurrió que podríamos distraer a la encargada y, tras hábil y rápido movimiento de manos,  salir corriendo con la botella para acabarla a escondidas; pero el decoro se impuso y nos quedamos a dos velas.
Después de esto pudimos probar el mejor rosado de la noche, el Pommery, con un singular aroma inicial a cerilla, a fósforo.
Y, para finalizar, nos acercamos a otro de los nombres comerciales más conocidos, Mumm, donde pudimos catar el Cremant Lux, un Chardonnay 100% bien hecho, equilibrado...; pero a más de 70 euros.
Reflexión final: estos vinos especiales (como los oportos o nuestros queridísimos jereces) son maravillosos.  Son muy placenteros y deben conocerse. Al fin y al cabo, tras siglos de elaboración, integran ya el patrimonio cultural europeo. No obstante hay que tener siempre en cuenta su precio. Afortunadamente en España contamos con los cavas, que proporcionan sensaciones estupendas y resultan más accesibles.
¡Salud!

miércoles, 23 de noviembre de 2011

EL VINO DE LOS CÓNSULES DE ROMA 2009. Mencía. Bierzo. España.

 En febrero de 2010 probamos el 2006. Nos sorprendió muchísimo. Lo buscamos durante bastante tiempo hasta que nos olvidamos de él. Cuando menos lo esperábamos reapareció. Hace unos días, paseando por Biocultura, nos dimos de bruces con este vino de nombre tan llamativo. Llegó el momento de comprobar si lo de hace casi dos años fue flor de un día o si estamos ante algo serio.
El vino es de capa alta y un ribete morado vivo. En nariz encontramos fruta madura, golosa y recuerdos terrosos.
Al probarlos encontramos un punto dulce que le hace muy atractivo. Es un vino potente, con acidez y alcohol elevados aunque compensados. Los taninos están bien integrados (aunque dentro de unos meses estarán todavía más sedosos). El conjunto es más que agradable, con el recuerdo de la fruta siempre presente. Un vino que invita a repetir. Un mencía muy digno.
Pues ha superado con nota su examen de reválida. La bodega Pérez Caramés hace un vino con una relación calidad-precio excelente, ya que nos costó 5 euros. Además cuenta con el añadido de una elaboración muy cuidada, que parte de una agricultura ecológica.
¡Salud!


lunes, 21 de noviembre de 2011

EL PATIO SELECCION 2009. Petit verdot (65%) y syrah.La Mancha. España.

Después de probar el "Ensamblaje" vamos con el vino que surge de las barricas que más le gustan a Samuel (ver las entradas anteriores), el "Selección". 

Tiene una capa algo más baja que el anterior y, en nariz, nos ha gustado la expresión frutal que tiene desde el principio: limpia, nítida y sin exageraciones. Nos ha recordado a la frambuesa que olimos cuando estuvimos en su bodega y nos dió una prueba de una barrica de tempranillo.

En boca resulta redondo y agradable, aunque la carga alcohólica (15%, como el "Ensamblaje") se nota un poquito. Es un vino que busca la elegancia.
Pues bien, como en el caso del anterior, estamos ante un vino natural de menos de diez euros muy interesante.
Nace en el pago de Castilblanco, 
donde un suelo calcáreo y arenoso obliga a la planta a buscar su sustento en profundidad. El cultivo es ecológico, sin adicción de química, con una pequeña ayuda del riego cuando la uva ya está madura para evitar pérdida de acidez y aumento de pH. La fermentación se realiza sin levaduras añadidas, y la crianza ha sido de 18 meses en barrica. El vino no se filtra ni estabiliza. Un manchego distinto, lleno de autenticidad

¡Salud!
REPETIMOS
Medio año después hemos vuelto a probarlo. No es un vino fácil, y es que estamos ante un vino arriesgado en su concepción. Por lo que vamos sabiendo de los vinos naturales, éstos son cambiantes, están muy vivos; los olores no son de "manual" de cata. Hoy hemos detectado notas animales, de cuero, químicas (como de ceras), aunque también llegamos a la fruta roja, muy madura, y tostados-ahumados. Eso sí, hay que tener paciencia. Los matices van apareciendo con el tiempo y la aireación.
En boca le hemos notado mejoría, afinamiento, dentro de su potencia; creemos que todavía estará mejor con más tiempo, cuando madera y fruta finalicen su hermanamiento. 


sábado, 19 de noviembre de 2011

EL PATIO ENSAMBLAJE 2009. Syrah (65%), petit verdot (25%) y graciano. La Mancha. España.

 Después de la visita a Samuel, de la bodega manchega El Patio (que reseñamos en la anterior entrada), probamos el primero de los vinos que le compramos. Samuel elabora y cría todas sus variedades por separado y  después juega a combinarlas. De ahí nacen el "Selección", de las que más le gustan en una añada determinada, y  este "Ensamblaje" que agrupa a las demás.

De impecable presentación, con capa alta y ribete morado vivo; en nariz encontramos recuerdos terrosos, algo de cedro y una fruta roja madura que se impone al agitar la copa. También hemos advertido algún recuerdo floral y un aire a vino tradicional que hemos encontrado en varias ocasiones, por ejemplo, en nuestro viaje a Galicia de agosto. 
En boca  este vino nos plantea un interesante pulso entre acidez, llamativa, y  la calidez que le aporta un alcohol generoso (15%) y que puede resultar algo excesivo, sobre todo si no está acostumbrado a vinos de regiones con mucha insolación. En ese equilibrio tiene mucho que ver la utilización de un porcentaje de airén (sí, una uva blanca en un tinto).
Hay también unos taninos firmes que hacen a este "Ensamblaje" un vino con carácter, con cierta rudeza. Será interesante probarlo el año que viene porque le intuimos buen potencial de guarda.
Tiene un precio excelente, inferior a 10 euros. Es un buen ejemplar para adentrarse en el mundo de los vinos naturales y de vinos manchegos que se salen de la receta común.
¡Salud!

jueves, 17 de noviembre de 2011

LA MANCHA NATURAL: BODEGA EL PATIO

Samuel Cano Zarco y  Vinoencasa.
Vinoencasa se ha desplazado al mayor viñedo del mundo, a La Mancha, para conocer a Samuel  Cano Zarco, el creador de la bodega El Patio, situada en Mota del Cuervo, Cuenca.
Supimos de él gracias a la revista Vinum (nº 82, septiembre-noviembre de 2011: ¿Azufre?... no, gracias. La controversia del sulfito, pp. 24-31) Sus vinos aparecían reseñados y nos picó la curiosidad.  Su amabilidad hizo el resto y nos facilitó una entrevista, que resultó muy gratificante y en la que aprendimos muchísimo, porque Samuel sabe mucho y  transmite sus conocimientos con rigor y pasión; pasión quijotesca de un hombre que ha tenido que luchar contra muchos obstáculos y que optó por ir contra corriente.
Mientras nos desplazábamos hacia los viñedos empezó a contarnos algunas de sus peripecias, como lo difícil que resulta montar su nueva bodega ante las trabas burocráticas que plantean las administraciones (Sanidad o Aduanas, por ejemplo), y que se alargan durante años. A continuación pasó a hablarnos de lo complicado que es vender en Madrid, un mercado muy deseado y que por ello implica prácticas como pagar muchos miles de euros para que un distribuidor dé a conocer tu producto. Por ello Samuel se busca la vida y distribuye él personalmente.
Se trata de un productor que cuenta con 35 Ha. de viñedo, aunque solo unas pocas parcelas se usan para su vino, del que elaboró 8.000 botellas en 2009 y 10.000 en 2010; el resto va para la cooperativa. Tiene plantadas variedades como syrah, tempranillo, petit verdot, graciano y airén, que elabora y cría por separado en barricas.
Al tratar el tema de la cooperativa nos comentó la situación de la viticultura en La Mancha. Resulta que, pese a contar con una enorme superficie de viñedo, la propiedad está muy atomizada (por las herencias y repartos familiares), por lo que no se puede competir, por ejemplo, con productores del Nuevo Mundo como Australia. Y en cuanto a las cooperativas...; su objetivo es producir grandes cantidades, ya que a los agricultores les pagan por kilo producido y no por la calidad de sus uvas. Esto supone pan para hoy pero... ¿y mañana?
Samuel ha  estado toda su vida en el campo ya que procede de una familia manchega tradicional apegada a la tierra, aunque su abuelo, el que empezó a plantar  viñedos, era transportista, allá en los tiempos del estraperlo, tras la Guerra Civil. Y Samuel, que estudió informática (no enología, ni ingeniería agrónoma), empezó desarrollando una agricultura agresiva, basada en los productos químicos de la agroindustria. Sobre este aspecto le pedimos que nos ampliase información  y nos relató, punto por punto, el calendario completo de tratamientos químicos que se le aplica actualmente al viñedo. Así, tras la poda, se comienza con la utilización de cicatrizantes, además de fungicidas, por si la parte leñosa de la viña es atacada por hongos. 
Cuando se produce la brotación se dan tratamientos fitosanitarios preventivos y abonos fosforados, así como oligoelementos para un crecimiento rápido y vigoroso de la planta. También se utilizan abonos minerales químicos y  fitorreguladores Llegada la floración, se aplican otros productos para conseguir que cuaje la mayoría de la flor y no haya "corrimiento". Cuando las uvas ya se insinúan se dan fungicidas, insecticidas y un abonado potásico. Luego, si hay mildíu u oídio, azufre en polvo, una o más veces. 
La cosa no acaba aquí pues, como de lo que se trata es de aumentar la producción, hay que regar las vides; pero el agua utilizada no es precisamente limpia, ya que es frecuente que arrastre distintos componentes como metales pesados. Y como las plantas crecen con el riego y la humedad que conlleva acarrea la reaparición de las consabidas enfermedades, se reinicia el bucle y hay que recurrir de nuevo a los tratamientos químicos. Y así se viene desarrollando la viticultura en La Mancha desde hace décadas.
En tremendo contraste con lo que hacen sus vecinos de viñas, nos dice Samuel que si el año es normal él no tiene que echar nada. Y si la primavera resulta dura, por fría, utiliza suero de leche como tratamiento natural contra el mildíu y el oídio, que obtiene de queserías de la zona.
¿Y por qué no se transmiten los conocimientos que Samuel ha adquirido observando a sus plantas? le preguntamos. Él apostó por la agricultua ecológica desde el año 2002 y le ha ido muy bien. Sabía que en tiempos del abuelo no se le echaba  nada a la viña. Pues bien, hizo la prueba ese año, con un invierno de muchísima lluvia, y sus plantas sobresalieron por su salud. Desde entonces, hasta hoy:  suero de leche, abono de distintos animales mezclados (de segundo año) y mucho sentido común son los productos  que Samuel utiliza. Y en cuanto a la transmisión de conocimientos.... pues resulta que ya no hay centros de formación agrícola en la región y no hay modo de cambiar estos hábitos tan nocivos y tan arraigados entre los demás productores.  
Samuel a veces tiene que regar, pero nos explica que lo hace siempre tras el envero, cuando el grano ya no puede engordar, buscando así la calidad de la uva y no el aumento de producción.
Cepa de syrah seca por "muerte súbita".
Caminando entre las viñas nos sorprendió ver algunas cepas de syrah con las hojas muy rojas. Samuel nos contó  que habían sufrido la "muerte súbita", término que desconocíamos y que nos aclaró. La syrah es una variedad muy vigorosa. Durante el envero, la savia cambia de sentido y desde las hojas circula hacia los racimos, que están desarrollándose. Pero si el racimo exige mucha savia, como ocurre con esta uva, el pie americano, la base de la vid, no tiene capacidad para hacer que suba tanta como necesitan los racimos. Entonces la planta paraliza el funcionamiento de las hojas, que  tampoco van a realizar la fotosíntesis, por lo que acaba muriendo, acaba "suicidándose".
De camino hacia la bodega también pudimos saber que no vendimia en verde. No tira racimos sino que poda los tallos cuando brotan, previo cálculo de los que necesitará para llegar a una buena maduración de los racimos. Tiene sus viñas en espaldera porque la vendimia mecanizada lo exige.  Luego se dio cuenta de que, además, la espaldera permite una mejor maduración de la uva al crear el sombreado que mejor le va a cada planta. Además, en caso de heladas, comprobó que  a unos centímetros del suelo las vides quedan mejor protegidas. Y en cuanto a la vendimia..., pues se hace manual para sus vinos y mecanizada para la cooperativa.
Nos llamaron también la atención dos cosas: en primer lugar, que tuviese mucho pie franco. En un suelo pobre y calizo, con mucha aireación, las raíces de la planta tienden a endurecerse y la filoxera tiene grandes dificultades para implantarse en ellas. En segundo lugar nos contó Samuel que entre hileras de cepas plantaba ajos y patatas. Resulta que el ajo, que tiene grandes propiedades bactericidas, es un azufrador natural para las viñas; y la patata extrae muchos nematodos (portadores de virus) del subsuelo, saneándolo.    

Casa de Samuel en Mota del Cuervo.
Y, tras la estupenda clase de viticultura natural, llegamos a la bodega.  Bueno, a la casona que hace de bodega. Pero lo importante es que ahí se hace buen vino, que se podría adornar con calificativos del tipo "de autor", "de garage", o "biodinámico"; pero que en La Mancha, tierra de gente recta y austera, no parecen ser necesarios. 

Lo primero que nos llamó la atención fue un recipiente de plástico donde la airén, como todas las uvas de Samuel, hace la fermentación a su ritmo, tarde lo que tarde; con escobajos y sin adición de levaduras. Y el caso es que, al levantar la tapa, nos invadió un delicioso aroma a manzana. Tras probar un poco del mismo y de un syrah joven muy goloso, pasamos a catar de las barricas. Comenzamos por un airén 2010 con aromas a fósforo que nos recordó al chenin blanc que elabora Joan Ramón Escoda. La barrica (Samuel no utiliza nuevas) le sienta bien a este vino. A continuación nos dio a probar un blanco que olía a manzanilla y a salvia con una nitidez y una limpieza maravillosas. Procedía de una barrica en la que las uvas fermentaron con hollejos y escobajo y que después se cerró para la crianza. Y ahí está el vino, mezclado con los restos de uva, en una especie de potaje que alarmaría a más de un enólogo moderno. Tras este regalo para el olfato Samuel nos dio a oler frambuesas, excelentes frambuesas en forma de un tempranillo... mezclado con un 20% de airén; interesante forma de dar frescura a un tinto. 
Y así, tras pasar por lo que será la nueva bodega, acabamos una estupenda visita a una Mancha vista desde la óptica de los vinos naturales; vinos muy valorados en países que también tienen gran tradición, como Francia, y que aquí parecen estar en la clandestinidad. Confiamos en que por poco tiempo porque tienen mucho que revelar.
Los vinos de esta bodega se venden a menos de 10 euros y ya han ganado premios. Hemos comprado unos cuantos y los iremos presentando en próximas entradas.

Agradecemos de corazón a Samuel su hospitalidad. Esperamos que haya más visitas pues todavía quedan muchas cosas que contar.
¡Salud!

lunes, 14 de noviembre de 2011

CHÂTEAUNEUF-DU-PAPE EN LA U.E.C.

El pasado jueves 10 de noviembre Vinoencasa asistió en la sede de la Unión Española de Catadores (Lope de Vega 27, Madrid) a una cata de vinos de la Denominación francesa Châteauneuf-du-Pape dirigida por José Casal del Rey.
José comenzó su breve conferencia previa a la cata afirmando su falta de objetividad en este caso pues se declaraba un enamorado de los vinos de esta appellation, que ha visitado en numerosas ocasiones y que conoce bastante bien. 
Para empezar, enmarcó este territorio dentro de la más extensa región francesa de las riberas del Ródano (Côtes du Rhone). Este río está cortado en dos partes por el paralelo 35 que lo divide en una zona norte y otra sur. En los viñedos del norte hay un clima fresco y menos soleado. Sus vinos tienen menos color y grado, pero más aroma y sutileza, como les ocurre a sus vecinos de la Borgoña. En el sur, más soleado, los vinos tienen más color y más grado, pero algo menos de aroma y acidez. En la zona norte el vino está bajo el control de los grandes négociants y se comercializa embotellado casi en su totalidad. En el sur, por el contrario, salvo en Châteauneuf-du-Pape, la mayor parte del vino está producido por cooperativas que lo venden a granel.  
Suelo de cantos rodados o galets
Los viñedos del norte están cultivados en suelos graníticos de enorme pendiente en las laderas del Ródano. En el sur, el rio se ensancha y forma extensas planicies de suelos de cantos rodados (galets) de cuarcita pardo-rojiza. La variedad que reina en el norte es la syrah, mientras que en el sur se cultivan hasta 13 variedades. La mayoritaria aquí es la garnacha - es la que predomina en Châteauneuf-du-Pape -, que se utiliza en los coupages junto con la syrah, con la que se complementa muy bien. Otras variedades sureñas son la cinsault (para los vinos rosados) y la mourvèdre o monastrell. Por último, la zona norte cuenta con ocho pagos o crus con una extensión total de 2.100 has; mientras que en el sur hay cinco crus, con alrededor de 5.000 has, uno de los cuales es nuestro Châteuneuf-du-Pape.
Los papas a los que se hace referencia en el nombre de esta appellation son los que se instalaron en Avignon desde comienzos del siglo XIV. El segundo de ellos, Juan XXII, construye un castillo - del que toma nombre toda la región: Châteauneuf = "castillo nuevo" - para residencia de verano papal, como la que los papas romanos tenían en Castel Gandolfo, e inicia la plantación de viñedo. Durante siglos, los vinos que se producen aquí, como en la mayor parte de la región más extensa de Côtes du Rhon, son vendidos a granel a los productores de Burdeos y Borgoña. Estos últimos, además, impiden el comercio de los vinos del Ródano por el río para evitar toda competencia. Hay que esperar hasta la construcción del ferrocarril a mediados del XIX, para que empiecen a ser conocidos por los comsumidores parisinos. Desde entonces comienza un periodo de crecimiento en volumen y en prestigio que se trunca con la aparición de la filoxera hacia 1870. Después, las grandes destrucciones que sufrió la región durante las dos Guerras Mundiales provocaron una larga decadencia y una recaída hacia las ventas a granel hasta que en los años 80 del siglo XX la progresiva fama que estaban cobrando los shiraz australianos facilitó el redescubrimiento de los syrah franceses de Côtes du Rhon y, con ellos, los del resto de appellations de la región.
Para terminar, José se centró en la zona concreta de Châteauneuf, de la que destacó la hetereogeneidad de sus vinos debido a las muchas variedades que se cultivan y a las diferencias de coupages y de suelos existentes, y también por los dos tipos de vinificación que se llevan a cabo: la clásica y la moderna. En cuanto a la clásica, se desechan los depósitos de acero inoxidable y las barricas bordelesas. En cambio, se utilizan los depósitos de cemento y los grandes tinos de madera. En esta vinificación tradicional la vendimia recién recogida se calienta con vapor de agua al altas temperaturas para macerar la uva, ablandando los hollejos, para, así, extraer más color y cuerpo.
De los siete vinos que se nos presentaron, seis eran de 2009 y solo uno, de 2008. La añada 2009 tuvo un verano muy caluroso y seco. La cosecha resultó corta y hubo muchos problemas de fermentación y de aparición de volátiles, con ph muy altos y con mucho alcohol. Pero, en conjunto, la calidad fue muy buena. Estos vinos necesitan madurar en botella alrededor de tres años, por lo que la mayoría de los que catamos aún no estaban en su momento óptimo de consumo. Todos presentaron capas muy parecidas, de intensidad media-baja, con ribete cereza y fondo rubí. Sorprende, en todos, la falta de relación entre esta capa tan poco cubierta y la intensidad y potencia que, después, desarrollan en boca.

DOMAINE BERTHET-RAYNE CHÂTEAUNEUF-DU-PAPE ROUGE TRADITION 2009.
De nariz fresca y frutal, con notas de cerezas en licor y un fondo especiado de crianza (pimienta negra). 
En boca no está muy estructurado, tiene un cuerpo medio, con buen equilibrio entre acidez y dulzor y taninos sedosos. En el posgusto se aprecia frutosidad de frutos negros. 25 € aprox.

DOMAINE DE NALYS CHÂTEAUNEUF-DU-PAPE ROUGE CUVÉE CLASSIQUE 2009.
Menos fresco que el anterior, ofrece aromas más dulces de fruta confitada debido a su mayor proporción de syrah.
Al probarlo se notan unos taninos más marcados, mucha potencia e intensidad. Pero también hay mucha fruta, que lo hace más fresco que en nariz. Tiene mayor acidez que el anterior y también es más largo. 25 €.

LA CÉLESTIÈRE CHÂTEAUNEUF-DU-PAPE CUVÉE TRADITION 2009.
Con una capa algo más alta, en nariz se presenta muy clásico: cerezas en licor y cassis. No hay notas de crianza.
En el paladar es potente, con menor acidez, taninos presentes pero sedosos y un posgusto muy largo. Todo está muy integrado. Es el vino más representativo de esta appellation. 30 €.

LES CAILLOUX CHÂTEAUNEUF-DU-PAPE 2009.
Es el que presenta aromas más complejos y barrocos: cerezas en licor, hierbas de monte, cedro, chocolate.
Pero se le nota que aún necesita más tiempo de botella pues todavía está un poco duro en boca: es intenso y fresco pero tiene un tanino muy marcado que se debe ir puliendo. 30 €.

DOMAINE DE LA CHARBONNIÈRE CHÂTEAUNEUF-DU-PAPE 2009.
Distinto de los demás pues aparece con un color más turbio, como vino sin filtrar que es, y tiene mayor carga alcohólica - 15 % - que no se nota en absoluto.
En nariz hay las consabidas cerezas en licor, notas de crianza (especias) y balsámicas (menta).
Es el más redondo en boca, con un tanino muy maduro y un perfecto equilibrio entre el dulzor y la acidez. ¿El alcohol? No está. El Châteauneuf que más nos ha gustado. 30 €.

DOMAINE DE FONTAVIN CHÂTEAUNEUF-DU-PAPE ROUGE CUVÉE TRADITION 2009.
En la copa ofrece la capa más alta de todos, de color picota.
Destacan los aromas cítricos de piel de naranja, de maderas nuevas (cedro), regaliz y chocolate. 
Con taninos muy sedosos, sobresale una fruta muy madura, acompotada. Es muy corto y le falta frescura y aroma. En el posgusto aparecen notas licorosas y acompotadas. El menos elegante de todos. 25 €.

DOMAINE DURIEU CHÂTEAUNEUF-DU-PAPE CUVÉE TRADITIONNELLE ROUGE 2008.
De capa rubí que ya ha perdido las notas púrpuras y tira más a cereza. Más evolucionado.
Hay algo de reducción que, cuando desaparece, deja aparecer las notas frutales (cereza), minerales y de flores marchitas.
Se le nota el año de más que tiene en botella pues es el más hecho, el que tiene más cuerpo. Pero el posgusto algo ardiente y plano nos indica que hay que consumirlo ya pues empieza a decaer. 25 €.

¡Salud!