Llegó el día en que volvemos a encontrarnos con nuestro buen amigo Juan Gil, un clásico de nuestro blog. Hasta ahora nunca nos ha defraudado y lo tenemos como ejemplo de lo que debe ser un buen vino de calidad a un precio asequible.
El 2008, de capa muy alta y ribete morado vivo, se presenta con franco aroma a fruta roja y negra acompotada. Por detrás se asoman notas avainilladas, procedentes de la crianza en madera.
En boca muestra una personalidad acusada. Es un vino potente, con una estructura sólida: buenos taninos, acidez y carga alcohólica ( 15% -en el límite para que resulte agradable-) destacados. Tiene un punto de dulzor que le hace muy apetecible. El paso por boca es carnoso. En cuanto el paladar se aclimata a su potencial se disfruta mucho. Se nota un poco la crianza de doce meses; con algo más de tiempo en botella mejorará, como pudimos comprobar con el 2007.
Nos costó 9,90 en Santa Cecilia de Madrid. Juan Gil se mantiene en óptimas condiciones.
¡Salud!