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jueves, 31 de mayo de 2012

ABADAL 2007. Tempranillo y cabernet franc. Pla de Bages. España.

Hace tiempo habíamos probado un blanco de esta bodega, Masies D`Avinyo, elaborado con la variedad Picapoll, y nos gustó. Era nuestro primer contacto con la D.O. Pla de Bages. Toca ahora probar este tinto de capa media-alta y color granate.
 
En nariz nos ha gustado que, de forma discreta, muestra cierta complejidad. Hemos pasado de las notas resinosas-balsámicas y especiadas del inicio, a las frutales (fruta roja). Hay también algo de ligero tostado, tirando al café con leche.

En boca se muestra también interesante, bastante equilibrado, en una línea bordelesa (la cabernet franc deja su impronta), con tanicidad, buena acidez, ligero amargor y dulzor justo. Un vino para tomar con calma que cuenta con un precio estupendo, pagamos 4,90 € en Lavinia.
¡Salud!

martes, 29 de mayo de 2012

CORTIJO LOS AGUILARES 2007. Tempranillo y merlot. Málaga. España.

Hace tiempo probamos el 2008, pero la fortuna nos han permitido encontrarnos con una añada anterior, así que vamos a ver si su evolución es positiva.
 
De capa media alta y color picota, mantiene un ribete rosado que indica buena salud. En nariz nos hemos encontrado con notas ahumadas, de pan tostado muy nítidas desde el principio. Con el tiempo se ha sumado una fruta roja muy madura, de mermelada; también hay notas cárnicas.
 
Es una nariz dulce, quizá algo pesada. En boca está mejor; hay buen equilibrio de dulzor y acidez (por el olfato nos imaginábamos un vino más dulzón), los taninos están perfectamente integrados. La sensación es muy grata, con recuerdos frutales y un ligero amargor que queda hacia la garganta.
Con respecto al 2008 ha perdido frutosidad en nariz, aunque mantiene un paso por boca muy bueno, placentero. Podemos decir que ha superado el examen.
Su precio es atractivo, 7,50 € en Lavinia.
¡Salud!  

domingo, 27 de mayo de 2012

TOUR DES GENDRES 2010. Merlot y malbec. Bergerac. Francia.



                    
Volvemos a Francia para iniciarnos en una de sus múltiples denominaciones, Bergerac, en el suroeste del país. Este vino de capa alta, color picota y bonito ribete fucsia (muy intenso), en nariz nos recibe con buena fruta roja madura, que se acompaña con notas  especiadas, balsámicas y minerales (terrosas). Le viene bien un poquito de tiempo para que se airee y pueda expresarse correctamente.

En boca resulta muy agradable, con una entrada en la que apreciamos el dulzor de la fruta, buena acidez, un paso con carácter, con cierta untuosidad, taninos nada agresivos y un final ligeramente amargo. 
Deja buen recuerdo.  Es un vino para ir degustando poco a poco, porque, conforme se va abriendo, nos ofrece interesantes notas aromáticas. Vale tanto para disfrutarlo  solo como para acompañar a una buena comida, tiene cuerpo para ello.
Nos costó  10,90 € en la vinoteca Tierra, de Madrid. Buena relación calidad-precio para uno de esos vinos franceses que, alejados de los grandes nombres de Burdeos o Borgoña, explican por qué ese país es la referencia mundial en vinos. 
¡Salud!

sábado, 26 de mayo de 2012

ROURA ROSADO 2010. Merlot. Alella. España.

Nos introducimos en la D.O. Alella, una de las que componen el mapa vinícola catalán, con este vino elaborado por la bodega Roura.
De color fresa vivo, con capa media, está en la línea de los rosados españoles que muestran mucho color.  Nos ha llamado la atención la cantidad de carbónico que ha desprendido; ha formado espuma al servirlo.
Hemos pensado que podría ser un vino de aguja; de hecho sabemos que en Penedés y Ampurdán hay tradición de elaborarlos a partir del añadido de azúcar a un vino base seco, produciéndose una refermentación. La elaboración también implica el uso de levaduras seleccionadas. No obstante, la etiqueta no arroja luz sobre este asunto.


En nariz  también nos ha sorprendido. Esperábamos un vino frutal y sencillo, y nos hemos encontrado con aromas que recuerdan a bodega, a lías,  a anisados; no hemos podido evitar pensar en cavas  (la bodega los elabora). Suponemos que la crianza de cinco meses en roble tiene algo que ver en esto. Y sí, hay fruta roja, y hasta algún recuerdo fugaz de otra fruta. Bien aireado, la fruta roja aparece, para quedarse. 

En boca mantiene ese juego de sorprender al bebedor. El carbónico da sensación de frescor (también en nariz), pero el vino tiene cuerpo, untuosidad, volumen, matices de tinto; y ahí está ese estupendo contraste que se completa con un final largo y ligeramente amargo. 
 
Muy interesante. A lo que hemos contado hay que añadir un precio atractivo, 6,71 € en la bodega Santa Cecilia de Madrid, motivos para probar un rosado diferente.
¡Salud!

viernes, 25 de mayo de 2012

AMARRE 2011. Verdejo. Rueda. España.

Tras la visita a la bodega, probamos tranquilamente en casa este verdejo que se viste de color amarillo verdoso.
En nariz, nada más abrir la botella, el tapón de silicona ya muestra su potencial aromático. 
Gran intensidad, con notas florales y frutales: recuerdos de esas flores, como el jazmín, que en las noches de verano impregnan el aire; melocotón maduro, lichis, maracuyá, piña, lima. También hay notas minerales.

En boca muestra una acidez excelente, viva pero no irritante, combinada con una untuosidad que da lugar a un vino amplio, aromático también en el paladar, que acaba en  la garganta con un suave amargor.
 
Un vino que, a través del trabajo de la bodega Vidal Soblechero, reivindica el potencial de Rueda como tierra de grandes blancos, y que cuenta además con un precio estupendo: 7,80 € en Lavinia.
¡Salud! 

jueves, 24 de mayo de 2012

RUEDA CON CLASE: BODEGAS VIDAL SOBLECHERO


La pequeña bodega
Hace unas semanas asistimos a una presentación de vinos ecológicos en Lavinia

de Madrid y probamos un par de vinos de la D.O. Rueda que nos llamaron la atención: "Amarre" y "Amarre cepas viejas", de la bodega Vidal Soblechero.  

La verdejo, protagonista en Rueda
Nos gustaron y... un par de meses después nos presentamos en La Seca, Valladolid, para conocer la bodega y sus viñas. Allí nos recibieron y nos dedicaron su tiempo Alicia y Vidal.


Nada más subirnos a su coche empezamos a lanzarles preguntas. ¿Cómo una pequeña
Las viñas acaban de despertar del letargo invernal
bodega joven estaba presente en una tienda de referencia como Lavinia? Nos comentaron que fue la vinoteca la que, buscando algo distinto, les "encontró" a ellos. Alicia nos contó que la distribución de sus vinos se ha hecho con un método tan sencillo como el boca a boca, mediante distribuidores que han creído en la calidad de sus vinos. Esto les ha permitido ir capeando el temporal de la actual crisis, que se ha llevado por delante a algunos que pensaron que lo de montar una bodega quedaba muy bien para aparentar (algunos viñedos abandonados que hemos podido ver en esta jornada lo atestiguan).
La bodega cuenta con 45 hectáreas. En su mayoría proceden de la herencia familiar y están distribuidas en más de 20 fincas en torno al pueblo de La Seca, que es el término municipal que más superficie de viñedo tiene de toda la D.O. Rueda, casi un tercio. Además, cuenta con  bastantes hectáreas de viñas viejas. Y es que la pobreza de la tierra impidió que durante la segunda mitad del siglo pasado el cereal las sustituyese. Esa pobreza del suelo se explica por la gran cantidad de arena que tiene en su composición, junto a muchísimos cantos rodados; eso ha permitido que hayan sobrevivido viñas prefiloxéricas.
Cultivo en vaso

Nos contó Vidal que el método tradicional de cultivo es el vaso, aunque se ha ido perdiendo en favor de la espaldera, que permite la mecanización, el aumento de producción y la reducción de costes. Pero él defiende el cultivo en vaso porque da más calidad y transmite mejor el carácter del terruño. La espaldera permite que la variedad de uva se exprese bien, pero con el riesgo de que los vinos sean parecidos, independientemente de donde se elaboren. El sistema en vaso tiene una ventaja evidente para esta región: los
Suelos pobres, arena y cantos
abundantes cantos rodados actúan de reguladores térmicos. En invierno minimizan los riesgos de las heladas y en verano ayudan a una maduración tranquila de la uva, al transmitir por la noche el calor acumulado por el día.

¿Y qué se hace en ese terruño? Intervenir bastante poco: estiércol de oveja cuando es necesario (no tan cómodo de trabajar como los abonos químicos, que se disuelven con rapidez en la tierra),  azufrados para combatir el oídio, y la alianza con la propia naturaleza en forma de higueras plantadas como buenos testigos de la maduración de las uvas, o plantando hierbas aromáticas. Los líquenes que cubren muchas de sus cepas son testigos de que se trata de mantener la mayor cantidad de vida en el viñedo, así como las mariquitas, buenas ayudantes frente a pequeños insectos. Rechazan la dependencia de la agroindustria, que ofrece soluciones fáciles y "seguras" al lugareño, al que, para evitar el "por si acaso", suministra todo tipo de productos para que no haya problemas que con un poco de sentido común no se darían. Por ejemplo, los que han optado por introducir el
Las cepas, bien espaciadas
riego se encuentran con el problema del mildiu. Vidal nos enseñó cómo las cepas deben estar bastante espaciadas para que sus raíces puedan conseguir el agua necesaria, que es escasa en una zona de pluviometría baja.

Vidal
El paso intermedio entre la viña y la botella (la producción es de unas 150.000) es el trabajo humano. Vidal, que iba para ingeniero técnico industrial pero sucumbió a la llamada de su tierra, y Alicia tienen las cosas bastante claras. Por ejemplo, frente a la sorpresa de los lugareños, que debieron alucinar al ver cubiertos los racimos de verdejo con bolsas de papel (estilo Vinalopó), se lanzaron a elaborar un vino de hielo hace seis años. No en vano, la zona donde están esas viñas, junto a la bodega, se conocía como el Pozo de la Nieve.
Las viñas del vino de hielo
Quieren transmitir con sencillez la diversidad de su tierra, como lo demuestran los más de quince vinos que elaboran (en partidas muy reducidas). Se recurre para ello a la sabiduría de los antiguos, respetando por ejemplo los ritmos lunares, pero también a la moderna tecnología.  Nos indicó Vidal que la elaboración de los vinos blancos es más delicada. Hay que tener cuidado con la temperatura, para evitar oxidaciones y pérdida de finura aromática, y se deben trabajar muy bien las lías finas.
La prieto picudo blanca
Visitamos varias fincas. Pudimos ver viñas viejísimas, a las que hay que mimar; también tuvimos la sorpresa de conocer a la prieto picudo blanca, una de esas variedades que han ido desapareciendo ante el empuje de las comerciales y que Alicia y Vidal están tratando de recuperar.
Finalizamos catando algunos de sus vinos en la pequeña bodega. Sus barricas están bajo tierra, no muy lejos de allí. Las usan francesas y nuevas.
Alicia
Como había muchos vinos, optamos por la sensatez y comenzamos descartando los que ya conocíamos, los "Amarre" y "Amarre Cepas Viejas", que iremos presentando en el blog porque ya los hemos comprado. Pasamos pues a probar la serie de Pagos de Villavendimia, nombre que homenajea a Miguel Delibes y su novela "El hereje" . Catamos tres blancos: Finca Varrastrojuelos, Finca Buenavista y Finca Matea, todos de la añada 2009. Con ellos tratan de expresar suelos bien diferenciados, donde la verdejo y la viura están bien aclimatadas. El primero es un viura sobre lías y procede de un suelo francoarenoso; el segundo, un verdejo elaborado en barricas de 500 litros, procedente de  un suelo arenoso; y el tercero es otro verdejo elaborado en barrica pequeña, porque los suelos arcillosos de los que procede la uva le dan una concentración que se expresa mejor en ese continente. 
Tras probar un muy buen rosado pasamos a los tintos. El primero fue el Altoclavidor 2008, de tinta fina, con 6 meses en barrica: buena fruta, aunque todavía le daríamos más tiempo en botella para que la madera tenga menos protagonismo. Después probamos el Finca La Perdiz 2004. Este vino hizo la fermentación alcohólica en barrica abierta. Cuando finalizó, se prensó y las barricas se cerraron para hacer la maloláctica. Tras 18 meses de crianza se embotelló. Tiene una nariz compleja e intensa, con notas de especias, fruta negra madura, chocolate; y una boca potente pero elegante.
Finalizamos con el "1.000 besos", un sauvignon blanc hecho para gustar, para enganchar a un público amplio, no necesariamente entendido. En nariz, notas potentes de melocotón y de pimiento. Y dulzor con poco grado alcohólico, en boca.
Pese a lo diferentes que fueron los vinos, encontramos una constante en todos ellos: nariz elegante y discreta, sin las puntas aromáticas que se asocian muchas veces al empleo de levaduras seleccionadas (aquí no se usan) y una boca muy completa, donde combinan muy bien acidez y untuosidad. 
Vinos de Rueda con clase.
¡Salud!

miércoles, 23 de mayo de 2012

4 MONOS 2010. Garnacha y syrah. Madrid. España

La etiqueta nos puso en alerta. Es un diseño que se está en la onda de las que están poniendo en sus botellas una nueva generación de jóvenes viticultores como, por ejemplo, los de Comando G. Preguntamos por su elaboración y nos hablaron del enólogo de Jiménez Landi. Así que no lo pensamos mucho... y aquí está este "4 monos".

Vino de capa alta con color picota y ribete aún fucsia.
En nariz muestra una buena combinación de lo que aporta la fruta y la madera, que queda en segundo plano. La primera se aprecia en las notas nítidas de fruta roja-negra bien madura y en recuerdos terrosos-minerales elegantes. La segunda se presenta con recuerdos resinosos, de hierba de monte, y con un ligero tostado.


En boca estamos ante un vino potente. Nos hemos alarmado un poco al ver que la graduación alcohólica es de 15,5%; ya son palabras mayores. Aguantar esa carga implica tener una acidez muy buena, que la tiene, y otras virtudes. Hay frutosidad y un punto de dulzor que le da atractivo e invita a beber. Los taninos están bien integrados y son maduros; por lo que hemos podido averiguar, la crianza ha sido en botas grandes de roble, cosa que agradecemos al no tener que enfrentarnos a unos taninos "crujientes". El alcohol se nota; lo hemos amortiguado metiendo la botella en la nevera unas horas antes para darle frescor.
Un vino en la línea de calidad de los actuales vinos madrileños. Éste nos costó 12,90 € en la vinoteca La Tintorería, de Madrid.
¡Salud! 

lunes, 21 de mayo de 2012

ALGUEIRA ALBARELLO 2009. Albarello. Ribeira Sacra. España.

Volvemos a territorio conocido, con otro de los vinos de Algueira, elaborado con la uva autóctona albarello o brancellao, que es de ciclo largo, maduración lenta y, por ello, se vendimia en octubre.
De capa media-baja y bonito color fresa madura, en nariz muesta limpieza, nitidez en los aromas, y la delicada complejidad a la que ya nos tiene acostumbrados Fernando. Hay un fondo de fruta roja  madura, a lo que se suman notas minerales, hierba/matorral  de monte y un discreto tono tostado que se va sumando al conjunto. Suponemos que ahí están las barricas veteranas de la bodega (12 meses en roble francés, pero en barricas usadas). Como siempre en esta bodega, lo primero es la fruta y la tierra, las difíciles terrazas del Sil.
En boca resulta muy agradable. Es muy frutoso, con entrada dulce, gran acidez y unos taninos de la fruta bien maduros. El tacto es untuoso; se nota el grado alcohólico del 13,5% que le da calidez. 
 Diríamos que es el vino más "mediterráneo"que hemos probado de los que elabora Fernando.  Deja un recuerdo largo y agradable.
Su precio supera por poco los 20 €. Hay que tener en cuenta que de este vino se hicieron solo unas 800 botellas.
¡Salud!

domingo, 20 de mayo de 2012

COMOLOCO 2010. Monastrell. Jumilla. España.


Nos encontramos de nuevo con un vino del grupo Orowines, elaborado en este caso por la Bodega Juan Gil. Lo conocimos en una cata sobre vinos españoles elaborados para la exportación y, en su momento, nos gustó por su frutosidad y su sencillez. 
Un vino que tiene que abrirse camino en un mercado difícil, como el estadounidense, para lo que hay que recurrir a armas como el atractivo diseño de la etiqueta.
Ya en la copa nos encontramos con un tinto que tiene una capa alta, color picota y ribete que tira al fucsia (lo recordábamos más vivo, pero han pasado casi
Contraetiqueta en inglés
ocho meses).

En nariz, ya desde la primera inspiración, percibimos con nitidez lo que ofrece: buena fruta madura, con una monastrell jumillana muy reconocible (ciruela pasa) envuelta en una madera que se aprecia con un fino tostado y recuerdos de café con leche. También encontramos notas especiadas. Hemos notado su pequeña evolución,  porque en su momento, tan jovencito, nos recordaba a los vinos de maceración carbónica, con su intensa fruta. Ahora tiene un tono más serio.

En boca, como en nariz, muestra su calidez, sus 14% de alcohol.  Lo hemos sacado de la vinoteca a 15 grados de temperatura, y hemos tenido que darle un paseo por la nevera para que resulte más agradable. No obstante cuenta con buena acidez y unos taninos suaves que completan un conjunto agradable, se nota la maestría de la bodega.
Su precio es su otra gran baza, 5 € en la bodega Santa Cecilia, de Madrid.
¡Salud!