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domingo, 30 de junio de 2013

LA FORTUNE 2010. Pinot noir. Borgoña. Francia.

Como estábamos muy a gusto en Borgoña, seguimos allí.  Si en la entrada anterior probamos blancos (un Chablis y varios Cote de Beune), hoy toca tinto. Un poco más al sur está la Cote Chalonnaise, en el departamento de Saone-et-Loire (donde también está la región vinícola de Maconnais).
Pues bien, en la comuna de Bouzeron, famosa por sus vinos de uva aligoté, está la bodega Domaine de Villaine. Ya conocíamos la añada 2009 de este vino, y de su pariente "La Digoine"; nos gustaron mucho ambos.
Este 2010, de capa baja y color cereza, tiene una nariz fina, elegante, con fruta roja en sazón, notas de flor seca, de hoja de té, de menta. Con el tiempo, y en segundo plano, aparecen ligeras notas tostadas.
En boca resulta delicioso, con un estupendo equilibrio entre acidez, untuosidad y taninos. Todo está en su sitio; es ligero, pero tiene cuerpo; delicado, pero con carácter. Los taninos son deliciosos, sugieren más el hollejo de la uva que la madera de la barrica, quedando un finísimo amargor final, mientras que por vía retronasal se perciben muy bien los aromas descritos.
Un buen vino para quien quiera acercarse al mito borgoñón sin dejarse el sueldo; nos costó unos 18€ en La Tintorería, Madrid.
¡Salud!

sábado, 29 de junio de 2013

BLANCOS DE BORGOÑA EN LAVINIA

Acudimos a la invitación de Lavinia a una cata muy atractiva: blancos de Borgoña. Estuvo presentada por Marie Louise Banyols, directora de producto de Lavinia, a la que se le nota la pasión por su trabajo, o lo que es lo mismo, la pasión por el vino.
Marie Louise Banyols
Comenzó contándonos algunos aspectos generales sobre los vinos de Borgoña, algo que no es fácil ya que estamos en el reino de la diversidad. Recordemos que una cuarta parte de las denominaciones francesas están aquí, y que los pagos, los crus, forman un mosaico interminable en el que suelo, orientación, altura, clima, y trabajo del bodeguero, marcan las diferencias: el reino del terroir. 
Imagen extraída de borgovinsl.wordpress.com
Por lo menos  conseguimos la respuesta a una pregunta que llevábamos años  queriendo conocer: ¿a qué huele, o debería oler, la chardonnay? Marie Louise nos comentó que a nuez, a cítricos, a tostados (no de la madera, es que la uva da esas notas), así como a notas minerales. También recalcó que, por encima de todo, en esta región, la calidad de un vino depende del vigneron, del bodeguero, por encima del prestigio de las denominaciones o de determinados crus. 

Empezamos a lo grande, en Chablis. Es una zona muy septentrional, de heladas fuertes, donde los tintos son casi imposibles. Hay dos escuelas de elaboración: con o sin madera, que a su vez se divide entre los que usan barricas nuevas o ya usadas. Por cierto, las barricas, llamadas feuillettes,  son de 132 litros; resultan una adaptación al reducido tamaño de las bodegas de antaño.
Chablis tiene mucho prestigio, por lo que no tiene especiales problemas a la hora de vender su producción; lo malo de esto es que hay bodegas que, aprovechando esa ventaja, han apostado por un vino industrializado de calidad cuestionable. Sin embargo también se pueden encontrar vinos como el 
"Domaine Pattes Loup 2010" de elaboradores que apuestan por la calidad, como es el caso de Thomas Pico, que apuesta por la agricultura biodinámica en sus apenas 3 hectáreas; no realiza crianza en madera (fermentación en acero y huevos de hormigón).
Un vino que impacta, directo, intenso que atrapa la atención desde el primer instante. En nariz mostró complejidad, con notas de mantequilla, florales, puntas cítricas y recuerdos minerales, y las sensaciones en boca fueron estupendas, con un interesante juego entre la acidez y la untuosidad, un punto seco; la acidez se impone y ayuda a que el recuerdo sea muy largo.  Nos gustó mucho, y el precio  es muy interesante. Cuesta, en la propia tienda de Lavinia, 20 euros.
El segundo vino nos llevó al departamento de la Cote d`Or, donde están las regiones de Cote de Nuits y Cote de Beaune. De esta última (famosa por sus blancos), comenzamos probando el "Hautes Cotes de Beaune Domaine Naudin Les Gueulottes 2011".  Se trata de una cuveé exclusiva de Lavinia. Nos pareció el  menos atractivo, ya que los 12 meses de barrica necesitan integrarse con la chardonnay. En nariz sobresalían las notas de tofe y yema tostada; en boca apreciamos la tanicidad, gran acidez, y notas de amargor final interesantes. Cuesta, nos dijeron,  29,20 euros. 
Mersault es otra de las referencia indiscutibles  de la Cote de Beaune. Aquí ya entramos en el terreno, vedado para muchos, del precio que se puede pagar por un vino; y es que Borgoña es leyenda. Probamos el "Mersault F. En la Barre 2008".
Este vino estaba cerrado y hubo que esperar; de hecho nos gustó mucho más al final de la velada. Advertimos en nariz mucha mineralidad, acompañada de notas almendradas tostadas. En boca resultó excelente, complejo, con gran acidez, jugando entre la delicadeza y la potencia, con un retrogusto estupendo (con muchos cítricos).  Su precio en tienda es de 47,40 euros.

Puligny-Montrachet es otra referencia mítica de Borgoña. De hecho, el Grand Cru de Le Montrachet es una de las viñas blancas más caras del mundo. Uno de sus productores más reconocidos es Domaine Leflaive, del que probamos su "Puligny-Montrachet Leflaive 2009".  Se mostró discreto al comienzo; pero con el tiempo mostró muchísima delicadeza, casi fragilidad. La chardonnay apareció con notas de mantequilla tostada, algo de fruta dulce (melón amarillo, piña), y recuerdos minerales, que en boca también se notaban con precisión. 
Nos gustó encontrar una madera bien ensamblada, de esas que, de verdad, aportan elegancia, quedando siempre en un segundo plano. Nos contó Marie Louise que el vino pasa un año en barrica, hasta que se guarda la siguiente añada; pasa entonces el vino a depósitos de acero unos 6 meses más, hasta su embotellado.  Su precio también es grand cru: 66,90€.

Finalizamos en Corton, donde hay dos viñas calificadas como grand cru: Corton Charlemagne y Le Charlemagne, aunque a veces solo consta la primera. Probamos el "Corton Charlemagne  Philippe Pacalet 2006"  uno de esos vinos que no todo el mundo puede probar habitualmente (parece que los japoneses son más afortunados).  De nuevo, hubo que tener paciencia porque estaba muy cerrado. 
Sin embargo   encontramos notas de pastelería, anisadas, y mucha mineralidad, especialmente en una segunda copa procedente de la otra botella que se abrió -gracias, Antonia, por el detalle- . Insistimos en que probablemente necesitaría más tiempo para expresarse, y es que el tiempo es necesario aliado del vino, y nuestro ritmo de vida actual va en su contra. En boca mostró gran estructura, potencia casi de tinto; gran acidez, amargor sutil pero muy presente, grasa; todo ello dentro de la elegancia de un vino que se corresponde con los grandes de Borgoña, y como tal, cuesta 150 €.  
Quedaba un poco del Mersault perdido en una botella, y a temperatura óptima, así que optamos por alargar las sensaciones placenteras, y con la mesa ya vacía, disfrutar  como se debe de una copa de un buen vino. El Mersault, ahora sí, nos pareció grande, expresando todo su carácter.
Así que allí estuvimos, despidiéndonos de Marie Louise y de Lavinia, que nos hicieron pasar un buen rato.
¡Salud!

lunes, 24 de junio de 2013

ACINIPO 2004. Lemberger. España.

Hace unas semanas estuvimos en las cercanías de Ronda, provincia de Málaga, con Friedrich Schatz. Poco después probamos uno de sus vinos, el rosado, que nos gustó mucho. Hoy toca un tinto de otra variedad rara para España, como es la lemberger. 
Este vino, que lleva el nombre de la antigua ciudad romana cercana a Finca Sanguijuela, la propiedad en la que Federico vive y trabaja, es de color cereza y tiene una capa baja.

En nariz, tras el descorche (excelente tapón, por cierto), se asoman, en primer lugar, los aromas procedentes de la crianza (9 meses en roble francés y esloveno), a la que hay que sumar sus 7 años en botella, suficientes para que el vino tenga ya un buqué, una complejidad aromática, interesante.  Encontramos notas de cedro, especias, y un ligero tostado para empezar. Luego viene la fruta, más negra que roja, reflejo quizá de una añada cálida. También hay notas anisadas y terrosas, minerales.
En boca sorprende su acidez; resulta un vino muy fresco. Quien asocie Málaga con vinos mediterráneos, cálidos y poderosos, con abundante dulzor, van desencaminados con este Acinipo. De cuerpo ligero, se bebe con facilidad. Los taninos están pero no molestan. El recuerdo que deja es muy persistente y agradable.
Un vino distinto, apenas 7.000 botellas, que cuesta unos 20 €.
¡Salud!

domingo, 23 de junio de 2013

FRILEUSE 2010. Sauvignon blanc (70%) y chardonnay. A.O.C.Cheverny. Francia.

Volvemos al Loira. Ésto no es decir mucho, ya que estamos ante un río, el más largo de Francia, con más de 500 km de viñedo; por lo tanto hay que concretar. Nos vamos a Cheverny. Si dividimos el Loira vinícola en subzonas tenemos: la de los vinos más atlánticos, con Nantes como referencia; otra subzona donde, entre otras denominaciones, está Saumur, hacia el interior, con clima más continentalizado, aparece Touraine. 
Imagen del valle del Loira sacada de conmuchagula.com
Hacia el este quedan otras denominaciones, como Sancerre.
Pues bien, una de las denominaciones que encontramos en Touraine es Cheverny, denominación joven, ya que data de 1993. La ciudad más representativa de esta comarca es Blois (que cuenta con uno de los castillos,  los famosos chateaux del Loira, más importantes de Francia).
La bodega Clos du Tue-Boeuf, de la familia Puzelat, elabora este Frileuse de color pajizo que, en nariz, aporta notas herbáceas y florales,  toques cítricos, y  recuerdos minerales.
En boca, este vino muestra todo su esplendor. Resulta ligero, equilibrado, sutil. Hay acidez, una acidez  bien presente pero perfectamente integrada con cierta untuosidad que invita a repetir. 
En su recorrido por la lengua, el vino parece detenerse en el centro y el final, llenando de sensaciones placenteras el paladar. Es difícil plasmar en palabras todo esto, pero lo cierto es que resulta muy expresivo.
Un  vino estupendo que nos costó 15, 80 € en vinosautenticos.com.
¡Salud!

lunes, 17 de junio de 2013

VIÑA ZORZAL 2010. Graciano. Navarra. España.

La entrada 900 de nuestro blog nos lleva hasta Navarra. Tras haber probado el tempranillo, pasamos a un monovarietal de graciano. En su apuesta por rescatar variedades autóctonas, la bodega Viña Zorzal elabora este vino a partir de una uva que es clásica en el coupage de los riojas.

Su juventud se aprecia todavía en el ribete en tono fucsia que adorna la copa. En nariz apreciamos fruta, roja y negra (arándanos), acompañada de notas frescas (recuerdos de matorral mediterráneo, tierra húmeda) y especiadas. La breve crianza en barrica francesa (tostado medio plus) deja notas secundarias de café, bien integradas.
En boca resulta muy agradable, tiene una acidez estupenda, un puntito inicial dulce, y un cuerpo medio que le hace muy placentero de beber, al no resultar pesado. 
Hace gala de equilibrio. Su crianza de cuatro meses en roble le ha sentado bien; hay buenos taninos, que aportan carácter pero no molestan, y los aromas de la barrica no distraen de los procedentes de la fruta.
Deja un recuerdo grato, bastante prolongado, sabroso.
Además cuenta a su favor con un precio estupendo, poco más de 5 € en Vinoteca Tierra, Madrid.
¡Salud!   

martes, 11 de junio de 2013

L`EXCEPTION 2008. Pinot noir y gamay. Borgogne passetoutgrain.Francia

Describir un buen Borgoña no es muy difícil; solo hay que "escuchar" al vino.  Al mirar su color rojo y su capa ligera, uno ya se va ambientando; nos vamos al departamento de la Cote D`Or, a Volnay, en la Cote de Beaune. Allí, la bodega Michel Lafargue lleva elaborando vino unas cuantas décadas. En el cambio de siglo apostó definitivamente por el cultivo biodinámico.
Estamos ante un passetoutgrain, término que se utiliza cuando el vino surge de las variedades que se encuentran mezcladas en una misma parcela,  algo nada infrecuente en una región con un mosaico parcelario que se remonta a la Edad Media.
En nariz, las cepas viejas muestran sus secretos. Empezamos apreciando aromas delicados: hoja de té, hojarasca, frutillos rojos, y seguimos con notas a tierra húmeda (chámpiñón, trufa), y especiadas. 
Y en boca resulta fácil, esto es, que todo está en su sitio y todo resulta placentero. Hay una acidez estupenda, un cuerpo ligero, unos taninos delicadísimos, acariciadores, notas salinas en el centro de la lengua,  y  ligeramente amargas, al final.   
Queda un recuerdo muy grato. Así de simple. Un perfecto ensamblaje de dos variedades, la "noble" pinot, que aporta sutileza, y la "plebeya" gamay, que aporta estructura.
Su precio es muy atractivo, ya que cuesta algo menos de 15 € en la vinoteca La Tintorería, de Madrid.
¡Salud! 

lunes, 10 de junio de 2013

SASSÓ PARERA. Xarel.lo y chardonnay. Empordá. España.

En una estancia reciente en Gerona entramos en la vinoteca Wine Palace donde, preguntando por vinos ecológicos de la DO Empordá, nos recomendaron este blanco con fermentación y crianza de siete meses en barrica nueva de acacia. Esto último nos llamó poderosamente la atención pues hasta ahora solo habíamos probado un vino que había tenido contacto con esta madera, en una visita que hicimos en 2011 a la bodega de Fernando Algueira, en Ribeira Sacra. Como intuíamos, muchas cosas en la cata nos han resultado interesantes por ser desconocidas o poco usuales para nosotros hasta ahora.

Empezamos por su color oro viejo con reflejos anaranjados, raro para un vino blanco tan joven. En la nariz sorprende su intensidad casi de perfume con notas herbáceas, de flores blancas (jazmín), de frutas (melocotón, paraguaya, melón maduro) y de cera de abejas. La mineralidad aparece en fórma de fósforo (cerilla). Con el tiempo los aromas tostados (pan tostado, crema catalana) y especiados de la madera (vainilla, mostaza y laurel) se van haciendo cada vez más evidente. Llega un momento en que están claramente por encima del resto.
En boca entra con muy buena acidez y con un ligero cosquilleo en la lengua que denota la existencia de un resto de carbónico. No molesta, sino que lo hace más divertido a este vino, al tiempo que acentúa su frescura. Con buen dulzor frutal, el paso es denso y untuoso. Al final queda un agradable amargor que, junto con la acidez, deja un prolongado buen recuerdo. 
Un vino curioso, por lo distinto, aunque quizá le falte algo de sutileza al quedar tan evidente la madera de acacia. En todo caso, nos ha estado muy bueno y lo hemos disfrutado. Y más con un precio de 10€ en la citada vinoteca Wine Palace de Gerona.
¡Salud!

sábado, 8 de junio de 2013

MATÍAS I TORRES BLANCO 2011. Albillo. La Palma. España.

Descubrimos hace algunos años los vinos de las Islas Canarias, y nos lamentamos de que en la península sea muy difícil adquirirlos. Por sus características geográficas, estas islas tienen todos los factores favorables para alumbrar vinos singulares.

Hoy nos vamos hasta la isla de La Palma, reserva de la Biosfera. Allí, la bodega  Juan Matías Torres elabora pequeñas producciones de vinos como este monovarietal de albillo (3.133 botellas), uva que, hasta ahora, teníamos asociada a tierras mesetarias peninsulares. Y lo hace respetando al máximo (fermentación natural, levaduras autóctonas...) las características de su peculiar terruño; este vino de color dorado nace de una albillo criada en suelos volcánicos, a más de 1.000 metros de altitud, y refrescada por los vientos atlánticos. 
Ofrece en nariz, con discreción, notas tropicales  (piña),  herbáceas, frescas (de cítricos), y minerales.
Su delicadeza nasal rompe en grande al probarlo. Tiene una boca estupenda, fresca, gracias a una acidez excelente, que llega hasta el final del paladar sin molestar; pero también se aprecia una untuosidad que aporta cierto cuerpo. Además hay notas salinas y de ligero amargor. Todo ello parece fundirse hacia el final de la lengua, ayudando a que el recuerdo sea muy grato.

Ya lo habíamos probado en la presentación que Vinoteca Tierra hizo de sus vinos hace unos meses, y nos llamó la atención, por distinto y por bueno. No nos ha defraudado. Nos costó 17 € en Vinoteca Tierra, de Madrid.
¡Salud! 

martes, 4 de junio de 2013

TERREUS PARAJE DE CUEVA BAJA 2008. Tempranillo. Vino de la Tierra de Castilla y León. España.

Segunda vez que traemos a Vinoencasa un Terreus, el vino más prestigioso de las bodegas Mauro, tras el Terreus 2005. En este caso se trata de la añada 2008, que ha permanecido 33 meses en barricas de roble francés. Nosotros lo compramos en mayo del año pasado; por lo que, si nos salen las cuentas, cuando lo adquirimos aún no llevaba un año de botella. Desde entonces ha pasado otro año; así que podemos decir que este vino ya casi lleva tanto tiempo de crianza en botella como el que ha pasado en barrica, con un ligero desequilibrio aún hacia la permanencia en la madera. Bueno, pues esto nos explica bastante de lo que hemos detectado en la cata que detallamos a continuación.

En la copa aparece con una capa muy alta y ribete rubí, con tonos fucsia; con apariencia de gran juventud y de que aún le quedan muchos años para empezar a dar signos de vejez. En nariz dominan al principio los aromas especiados (coco, vainilla) y los propios de la madera de la crianza (cedro, caja de puros). Tras agitar aparece como protagonista la fruta roja (frambuesa, cerezas). De fondo está presente una nota mineral de tierra húmeda y de regaliz.
En boca lo primero que se aprecia es el dulzor frutal y la excelente acidez que augura un gran potencial de guarda todavía. Los taninos están perfectos, muy maduros ya. El paso es acariciador, pura seda. Ahí se nota el trabajo con la barrica. Y el final es muy largo, con una sensación salina en el centro de la lengua y un punto de amargor al tragar. Todo en este vino es equilibrio y elegancia; todo... salvo en el retrogusto. Ahí se hace aún muy presente la barrica, esos más de treinta meses de estancia en la madera que todavía precisan de algún año más en botella para integrarse, y que nuestra impaciencia no nos ha permitido ofrecerle. 
Esta botella nos costó alrededor de los 70€ en la propia bodega Mauro, en Tudela de Duero, Valladolid.
¡Salud!

lunes, 3 de junio de 2013

CAVALLOTTO BAROLO BRICCO BOSCHIS 2007. Nebbiolo. Barolo. Italia.


En agosto del año pasado visitamos Cavallotto, bodega italiana enclavada en Castiglione Falletto, en Piamonte. Uno de los vinos que nos dieron a probar fue este Barolo de 2007, que en aquella ocasión nos pareció un poco joven, con meses todavía para evolucionar y mejorar en la botella. Ahora, diez meses después volvemos a catarlo para ver qué tal le ha sentado este tiempo de reposo. Y comprobamos que le ha venido muy bien, que ahora está en su mejor momento de consumo para dar mucho placer al afortunado que consiga una botella de esta añada. Recordemos, antes de pasar a detallar la nota de cata, que estos barolos se elaboran con uva nebbiolo, una variedad que da vinos secos y tánicos que necesitan de un periodo largo de crianza para ofrecer todo su potencial, que es mucho.

En la copa aparece vestido con una capa baja y un ribete anaranjado, tirando a teja. Parece un vino mucho más viejo de lo que es. En nariz hay notas de frutas pasas (ciruela, pasas, higos secos) y frutas negras (arándanos). Estos aromas están acompañados por los olores que ha desarrollado la crianza, como el regaliz, los balsámicos (after eight), el cuero y el cacao (bombón de licor). A esto hay que añadir que, con el paso del tiempo, asoman también notas de sotobosque, hojarasca y anisados.
En boca es seco, con taninos marcados, pero sin asomo de astringencia. Son esos taninos que se agarran a las encías y que permanecen ahí para hacer muy largo este vino. Todo aparece muy integrado. Muy buena acidez, algo de amargor final, ligera salinidad... Es un vino que ahora se bebe muy fácil y que da mucho placer. Ha merecido la pena esperar casi un año.
A nosotros nos lo regaló Giuseppe, pero en internet hemos visto que su precio es algo superior a los 40€.
¡Salud!

domingo, 2 de junio de 2013

VOUVRAY 2007. Chenin blanc. Vouvray. Valle del Loira. Francia.

Thierry Puzelat, al que ya conocemos en este blog (La Tesniere 2007, Romorantin 2009), vuelve a aparecer por aquí para llevarnos al Valle del Loira, con otro vino de su proyecto con Pierre Bonhomme (Puzelat-Bonhomme).

De color oro, con matices verdosos; en nariz ofrece la variabilidad de aromas que encontramos en los vinos biodinámicos. Ante todo, mucha miel, nítida, persistente. También notas minerales (fósforo, incluso recuerdos salinos). Hay algo de fruta (níspero), y más cosas, no siempre fáciles de identificar; hay notas campestres, de hierbas aromáticas, y flores. Su crianza en madera no se nota en absoluto.
En boca nos sorprende. Hay un juego entre acidez y untuosidad muy interesante, por cuanto ambas se muestran  poderosas. Al principio, con los primeros tragos, incluso nos ha parecido que había más grasa que acidez; pero no; la acidez se impone. Es un vino seco, con notas salinas; por momentos nos hemos acordados de nuestros generosos -finos y manzanillas-, por todo lo que sentimos en boca, a lo que hay que sumar que, por vía retronasal, aparecen notas de fruto seco. 
Otro vino biodinámico complejo y diferente,  a partir de una chenin blanc que se expresa con potencia en Vouvray. Nos costó 21,75 € en vinosautenticos.com.
¡Salud!