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viernes, 6 de enero de 2012

CHÂTEAU MAZERIS, Burdeos, Francia.

El día 30 de diciembre por la tarde terminábamos nuestro corto periplo navideño por Burdeos visitando esta bodega que pertenece a la denominación Canon-Fronsac. Nos recibió Jean de Cournuaud, hijo del actual propietario de la bodega, Patrick de Cournuaud. Jean constituye la octava generación de la familia que lleva en posesión de estas tierras desde que en 1769 la fundara Jean-Baptiste de Cournuaud. Es difícil no entrar con respeto y admiración en estas bodegas anteriores a la Revolución Francesa y un siglo más antiguas que las más antiguas, por ejemplo, de La Rioja.
Jean de Cournouaud
Jean, de una juventud envidiable y con un perfecto español, nos contó que ha estudiado enología en Burdeos y Montpellier y que actualmente se dedica a asesorar en la elaboración de vinos a varias bodegas, entre ellas a la de su padre. Nos había preparado una degustación de sus vinos, pero antes nos invitó a que paseáramos un poco por los viñedos aledaños al Château para que pudiera explicarnos in situ sus principales características.
Allí, bajo una fina lluvia y azotados por un gélido viento, nos contó que la propiedad consta de unas 17 has, todas alrededor del Château, en las que la variedad mayoritaria - en torno a un 90% - es la merlot, con un porcentaje menor de cabernet franc. Las parcelas se sitúan en relieves distintos. Hay una llanura extensa, que conforma más de la mitad del viñedo, con suelos calcáreos poco profundos. Esta llanura está limitada por dos laderas con una suave inclinación en donde los suelos son arcillo-calcáreos, más profundos, y la roca madre es más quebradiza por lo que las raíces se introducen por sus grietas y pueden penetrar en busca de agua y minerales. Pudimos ver cómo crecían abundantes hierbas entre las cepas en espaldera: es un modo de limitar la producción. En estos terrenos con abundantes nutrientes es bueno dejar crecer todo tipo de plantas que compitan con la viña y le resten vigor. Esto no lo permiten en las nuevas plantaciones, pues entonces lo que prima es que la cepa se desarrolle rápidamente sin ninguna otra planta que se lo impida.
Con los zapatos llenos de un barro negruzco y pegajoso pasamos a ver las instalaciones de la bodega. Allí se sitúan los depósitos de cemento - tan comunes en todo Burdeos - para la fermentación alcohólica y la maloláctica. La curiosidad es que estaban dispuestos en dos pisos. Jean nos explicó que es la manera de controlar la temperatura de fermentación. Cuando en un depósito se detecta que el mosto ha subido peligrosamente de temperatura, se traspasa todo el líquido al depósito inferior. Es como cuando queremos enfriar el café con leche y, para ello, lo echamos en otra taza. No se vinifica cada parcela por separado, sino que ya se hace el coupage en el propio depósito, tras haber pasado previamente todas las uvas por la mesa de selección. Para la fermentación, los años más cálidos en que se pueden alcanzar graduaciones alcohólicas cercanas al 15%, utilizan levaduras seleccionadas. Si no se da este caso, las levaduras son simpre las autóctonas.
En cuanto a la comercialización, venden la mitad de su producción a los comerciantes de Burdeos - es lo más cómodo, pero lo menos rentable -  y la otra mitad se encargan ellos mismos de promocionarla y colocarla en todo el mundo a mejores precios, pero con más trabajo.
Por último, y para agradecimiento de nuestros cuerpos, pasamos a la casa para catar tres de sus vinos: el Château Lafond 2009 y los Château Mazeris 2008 y 2009. El Lafond se trata de un vino sin crianza en barrica. Tiene un año de depósito y otro de botella. En los Mazeris hay una mezcla de 60% de depósito y 40% de barrica. 
Durante la degustación, Jean nos habló de la dificultad añadida que tienen los vinos de la denominación Canon-Fronsac con respecto a otras AOC bordelesas, como Pomerol, Medoc o Saint Emilion, más prestigiosas y más conocidas por el cosumidor en general.
Nos habríamos quedado aún más tiempo charlando con Jean de Cournuaud, pero nos esperaba un viaje de regreso a España para dormir en Guetaria, en el hotel Azkue de nuestro amigo Xabier. 
¡Salud! 

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