El mundo de los vinos generosos es muy amplio y está lleno de matices. Así, podemos probar un manzanilla pasada como el que elabora Bodegas Barón, en Sanlúcar de Barrameda. ¿Y qué es un manzanilla pasada? Pues un manzanilla con más años de crianza, casi el
doble, que uno normal. Ocurre entonces que la flor, el velo de levaduras que protege al vino, no lo cubre durante todo el año, y éste se "pasa", comienza su oxidación.Estamos ante un vino de bonito color dorado con matices verdosos aceitunados. En nariz nos reciben aromas punzantes, con toques salinos, que acaban en recuerdos de hidrocarburo.
Hay también notas de fruto seco, de almendra, algo más tostada que amarga. Los aromas florales de manzanilla se intuyen más que se afirman, quizá reflejando la pérdida de frescura de este manzanilla pasada, que ha ganado en aromas que empiezan a recordar a los generosos de crianza oxidativa.
En boca muestra buena acidez, intensidad, sequedad (como corresponde a un vino de este tipo), untuosidad y suavidad en el paladar. Los aromas a fruto seco (pistacho) están presentes en el retrogusto.
Un vino de precio estupendo, 7,50 € en La Tintorería, de Madrid. Como ya hemos comentado varias veces, los generosos son un patrimonio español, algo que nos singulariza, que nos aporta riqueza y diversidad. Defendemos su consumo porque ofrecen un sinfín de sensaciones placenteras.
¡Salud!
No hay comentarios:
Publicar un comentario