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viernes, 21 de septiembre de 2012

GARNACHAS DE GREDOS

De izquierda a derecha: Daniel, Marc, Fernando, y Belarmino
"Buen rollo". Eso es lo que destilan los integrantes de esta selección de primeras figuras del panorama vitivinícola español. Se llaman: Marc Isart, de Bernabeleva; Fernando García, de Bodega Marañones; Daniel Landi, de Jimenez-Landi (estos tres, a su vez, forman -es lo que tiene la amistad- Comando G); Belarmino Fernández, de Canopy; y Pablo Eguzkiza, el socio de Telmo Rodríguez en la Compañía de Vinos que lleva el nombre de este último.

Ya los conocíamos, tanto a ellos como a sus vinos, pero tenerlos reunidos, gracias a Lavinia, era una ocasión demasiado tentadora como para no ir a la presentación que realizó esta vinoteca. Y no nos defraudaron. Seguimos aprendiendo.
Hubo mucha gente (no toda respetuosa)  para ver a estos, ya bien conocidos, elaboradores. Son desenfadados y campechanos, tienen mucho sentido del humor,  pero cuando hablan de su trabajo muestran rigor y conocimiento,  y además saben transmitir su pasión. A través de sus intervenciones pudimos hacernos una idea global de lo que significa ese concepto de "Garnachas de Gredos".
Daniel Landi
Comenzó Daniel Landi aclarando que tras ese concepto se agrupan varios proyectos unidos por una idea de calidad y de trabajo muy homogénea. El área que ocupa es relativamente pequeña, pero se extiende por las comunidades autónomas de Madrid y ambas Castillas. Se pueden distinguir tres subsectores: uno septentrional, fresco, de alta montaña, situado en Ávila; otro central, en torno a Cebreros y San Martín de Valdeiglesias, enclaves de tradición vinícola y más mediterráneo; y otro meridional, en la confluencia de Ávila y Toledo, en la cara sur de Gredos, con un microclima más húmedo. En ese territorio se encuentran pendientes descarnadas, de suelos pobrísimos de granito y pizarra, aunque también algún valle  de suelo profundo (donde nace, por ejemplo, el "Labros", de Fernando García).
Pablo Eguzkiza
Pablo Eguzkiza habló de su amor por la garnacha. De hecho, él y Telmo comenzaron en 1994 con "Alma", un vino de garnacha navarra en una época en la que se estaba arrancando al considerarse  una variedad vulgar, apta en todo caso para elaboarar rosados.  El caso es que estos dos señores tenían muy claras las cosas; querían hacer vinos a partir de variedades autóctonas de diferentes regiones y además se preguntaban por qué, en zonas como Châteauneuf du Pape, había vinos prestigiosos que llevaban garnacha.
 Así las cosas, el vino navarro tuvo pronto sucesor. Transitando por el Puerto de Arrebatacapas encontraron unas viñas que "les llamaron",  unas viñas viejas que sobrevivieron y que se recondujeron por la vía del cultivo orgánico (aunque paradójicamente muchas se mantuvieron gracias al uso de herbicidas por los lugareños, si no, el monte las habría cubierto). Ahí surgió el proyecto Pegaso,  con los vinos  "Granito" y  "Barrancos de Pizarra".
Marc Isart
Marc Isart explicó cómo es su viñedo. Situado a algo más de 700 metros de altitud, está embutido entre vegetación mediterránea (lavanda, tomillo, encina, jara) que está presente en sus vinos. También utilizó la expresión "eléctricos" para referirse a sus vinos que nacen en suelos de granito, vinos que se agarran con su poder tánico, pero que son  longitudinales, tienen gran recorrido. La elaboración es muy cuidada -algo extensible a todos los presentes- con viticultura orgánica, trabajo manual, vinificaciones por separado, uso del raspón, levaduras autóctonas... En cuanto a la crianza, comentó  que garnacha y madera no maridan del todo bien. Él busca que la madera  ayude a evolucionar a su vino, a conservarlo mejor, pero no quiere que lo transforme; de ahí el uso de contenedores (diversas barricas) cada vez más grandes.
Comando G    
Fernando García insistió en las características que unen a estos elaboradores: viñas viejas, cultivo orgánico, búsqueda de bajos rendimientos (Pablo Eguzkiza, al referirse a sus Pegaso, habló de unos 2.000 kilos, o menos, por hectárea). También aludió al término "eléctrico" que utilizó Marc, añadiendo que sus vinos son salinos  (por lo mineral). Confesó que no le gusta la madera para el vino, en el sentido de que su abuso ha "putificado" al mercado español. 
A continuación explicó el nacimiento de Comando G y el vino"La bruja Avería"; algo tan sencillo como querer hacer un vino de amigos (se conocieron en la universidad), un vino despojado de las etiquetas de esnobismo y clasicismo que se han impuesto en España. Al fin y al cabo, insistió Fernando, "el vino es vino, es para beber, y para disfrutar". Amén.
Belarmino Fernández tomó el relevo y comentó que sus vinos siguen la filosofía de trabajo descrita más arriba. Se centró en su "Tres Patas", comentando que nace de diez parcelas distintas que, pese a estar prácticamente pegadas unas a otras, son perfectamente diferenciables en el paladar. También señaló, como antes Fernando, que ahora, con más experiencia y conocimiento sobre la garnacha, ha ido reduciendo el porcentaje de otras variedades, como la syrah.  Belarmino busca que sus vinos duren y es consciente de que necesitan años en botella para que den lo mejor de sí.
Finalizó Daniel Landi presentando dos de sus vinos.   Al hablar de su "Piélago 2010", que nace en el término de El Real de San Vicente, comentó que sus vinos son un reflejo de la geografía del valle del Tiétar: mucha fruta roja, toques vegetales, destacando el hinojo, y notas cítricas.  Según Daniel, los puntos fuertes de la garnacha son: la elegancia, la finura y su capacidad para reflejar la naturaleza en la que se enmarca. Tras este vino de "village", expresión de comarca a partir de la mezcla de varias parcelas (como el "Treinta Mil Maravedíes", de Bodega Marañones, o "La Bruja Avería"), finalizó refiriéndose a su "Ataulfos 2010", un vino de parcela, donde se aprecia la "electricidad" del granito, que provoca vinos "delgados", longitudinales, con una característica rasposidad en boca que puede recordar a la tiza.
El escaso tiempo del que disponíamos impidió que nos centráramos, como  hubiera sido de recibo, en la decena de vinos que se sirvieron. Fueron estos: "Pegaso Granito 2009", y "Barrancos de Pizarra 2008", de la Compañía de Vinos de Telmo Rodríguez; "Navaherreros 2009" y" Garnacha de Viña Bonita 2009", de Bernabeleva;  "Treinta Mil Maravedíes 2011", y "Peña Caballera 2010", de Marañones;   "La bruja Avería 2011", de Comando G;  "Tres Patas 2008", de Canopy; y  "Piélago 2010", y "Ataulfos 2010", de Jiménez Landi. 
Son vinos que ya conocíamos y que están en su mayoría en Vinoencasa; además merecen un comentario individualizado porque ninguno defraudó, todos mostraron un nivel de calidad, de autenticidad, más que notable. Por encima de sus diferencias (los había más sencillos y frutales, y más sutiles y minerales-florales) nos quedamos con una serie de rasgos comunes que nos gustaron: su franqueza, su complejidad en nariz  (sin estridencias), su acidez, y esa capacidad para llenar el paladar de sensaciones gratas, que perduran muchísimo tiempo.
Son vinos que reflejan el carácter de esta gente que ha apostado por lo auténtico, la diversidad y el "buen rollo".
¡Salud! 

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